// 21.01.2016 - 28.02.2016 / Sala SEMPERE

CARTOGRAFÍAS SILENCIADAS

ANA TERESA ORTEGA


Cartografías Silenciadas documenta gráficamente los espacios más emblemáticos de la represión franquista durante la guerra civil y la posguerra: campos de concentración, colonias penitenciarias militarizadas y espacios donde hubo fusilamientos masivos. Cronológicamente abarca desde 1936-1962, fechas que coinciden con la apertura y cierre de estos espacios. En la actualidad estos lugares tienen otros usos y casi no quedan vestigios de lo que fueron, muchos de ellos han desaparecido y en pocos hay una placa que les haga memoria. El proyecto artístico de Ana Teresa Ortega se completa, a modo contextualización, con documentos de archivos relativos al funcionamiento de los campos: su reglamento, normativas, planos, mapas, fotografías de los prisioneros de guerra, etc.

Los campos de concentración fueron el primer eslabón de la cadena represiva del franquismo y tuvieron lugar durante y después de la contienda. El avance del Ejército Nacional fue generando un gran número de prisioneros de guerra republicanos. Abarrotadas las cárceles, habilitaron para ellos todo tipo de centros de detención, escuelas, conventos, iglesias, plazas de toros, barracones en espacios abiertos y otras edificaciones. Estos espacios de concentración tuvieron como finalidad la clasificación militar y político-social de los prisioneros, la depuración, la tortura y la explotación como esclavos para la reconstrucción del país.

El objetivo de toda esta maquinaria era aniquilar la cultura política y minar la moral de la España republicana, así como reeducar a los prisioneros mediante el ejercicio de la violencia física y psicológica. La existencia de esta férrea represión fue la tónica general que marcó la vida en las prisiones y en los centros de reclusión.

La verdadera dimensión de los crímenes de Franco todavía no es demasiado conocida en nuestro país. Sin embargo, a pesar de la mucha documentación expurgada y de los fondos documentales que todavía permanecen cerrados a la investigación, la tenacidad de algunos historiadores –a la que se suma el proyecto Cartografías Silenciadas– ha permitido empezar a conocer la enorme envergadura de estos crímenes y los mecanismos de un sistema represivo envuelto por una enorme burocracia.

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