El proyecto El monte perdido está formado por una instalación (Agua que se retira), tres vídeos cortos (Respira el bosque, Estancia en las tumbas y Las manos del sastre) y un vídeo de mayor duración, titulado El monte perdido, que engloba materiales de los vídeos anteriores añadiendo otros. Este proyecto se completa, para su presentación en el MUA, con la instalación Imágenes del padre.
El monte perdido enfrenta el sentimiento de ausencia. La desaparición de cuerpos reales, localizados en el tiempo, como unos niños muertos hace décadas, o la inmediata pérdida del padre, conviven con la demarcación de un terreno que define al sujeto, tanto al autor como al espectador, en el mismo acto de mirar, convocando de algún modo su propio fin. Presunción de la muerte. Lo real y lo imaginado son cosidos por manos de hombre robustas, precisas y tiernas. De las manos del sastre sale un traje para un solo uso, como la vida.
La narración de El monte perdido mezcla fotografía fija e imagen móvil de vídeo. El contraste entre las diferentes definiciones de ambos medios, así como los valores alternos de movimiento o quietud, son aprovechados para suscitar distintos grados de presencia.
Este proyecto será mostrado en dos fases: desde el 16 de Octubre hasta el 5 de Diciembre serán proyectados los tres vídeos cortos, además de la instalación; los vídeos cortos se verán sustituidos por El monte perdido a partir del 9 de Diciembre, hasta el final de la exposición.
Imágenes del padre es una colección de dieciocho dibujos, retratos del padre, completados con la audición de un texto que los comenta. El texto ha sido escrito y leído por Jesús Requena. La pieza se incluye en esta exposición por su proximidad temática con El monte perdido, obra a la que antecede y en cierto modo origina.
