La Sala Altamira del Museo de la Universidad de Alicante (MUA) albergará del 31 de mayo al 31 de agosto de 2002 la exposición fotográfica Luz bajo el Mediterráneo. Biología marina en imágenes, realizada por Ángel M. Fitor, y comisariada por el jefe de la Unidad de Biología Marina de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alicante Alfonso A. Ramos junto al autor.
La exposición muestra 53 fotografías de distintas especies marinas como el caballito de mar, el delfín, el erizo blanco, la medusa, el pez espada, el pez luna, la raya y la sepia, entre otras, y paisajes acuáticos coralígenos, de arena, de estrellas, de posidonia, etc. Para el autor, Luz bajo el Mediterráneo es "un tributo a esas miles de especies que constituyen la realidad oculta de un mar maltratado y diezmado por el hombre, desde que mar y hombre se encontraron".
Según afirma Fitor, "la distancia bajo el agua es el peor enemigo de la calidad de imagen". Por ello, una de las condiciones básicas para realizar fotografías de calidad en el medio acuático es reducir la distancia lo máximo posible. "Acercarse hasta los cuarenta o cincuenta metros en la naturaleza a un lince o un oso pardo ofrece una excelente y difícil oportunidad fotográfica. Para obtener una oportunidad similar bajo el agua con un delfín o un pez espada habría que acercarse hasta unos dos metros de distancia, sin poder además esconderse tras algún matorral ni camuflarse frente al animal. El fotógrafo depende casi exclusivamente de la curiosidad del animal para conseguir una buena imagen".
Trabajo en casa
Aparte de las dificultades comentadas para conseguir una buena imagen submarina, en sesiones especiales de trabajo a más de cincuenta metros de profundidad el tiempo de permanencia bajo el agua puede restringirse a unos cinco minutos, "prácticamente lo que se tarda en alcanzar dichas cotas". Además, continúa el autor, "si estos límites de seguridad no impiden continuar el trabajo, la reserva de aire, el frío, la deshidratación y la corriente lo harán". Pero quizás el mayor inconveniente consista en la imposibilidad de cambiar el carrete una vez bajo el agua, por lo que es indispensable llevar dos o más cámaras cargadas. Por esta razón, es necesaria una planificación meticulosa de las sesiones fotográficas.
En realidad, la parte fundamental de la fotografía submarina se lleva a cabo en el estudio, donde el autor busca bibliografía y dibuja las fotografías en papel. "La mayor parte de mi trabajo la realizo en casa sentado cómodamente en mi estudio con la ropa seca y todas las horas necesarias por delante. Únicamente la última fase del trabajo, el disparo de la cámara, la efectúo bajo el agua. Hacer una foto dura una fracción de segundo, crearla puede llevar meses".