Ocurre con la literatura algo similar a un verso deslumbrante de Pablo Neruda, toda la historia pasó de mano en mano. Así fue como Enrique Cerdán Tato, paseante y viajero singular, cultivó un historial de publicaciones –que bien pueden contarse por decenas– entre el cuento y la novela, el periodismo y el ensayo, nuestra explotación y sus orillas inventariadas. Justo ahora que se cumplen noventa años de su nacimiento parece sobrevolar un fantasma cruel, pues el mismo que recorrió Europa permanece oculto en la escritura, amenazando mediante su historiográfico hisopo con la desatención y el estereotipo del estigma provinciano. Esta exposición titulada Enrique Cerdán Tato, memoria del compromiso pretende reunir un panorama general del escritor (y periodista, y cronista, y militante, y amigo…y tantas otras cosas) gracias a su fondo documental, cedido generosamente por su familia al Archivo de la Democracia de la Universidad de Alicante. Quizá un esfuerzo todavía insuficiente, pero acaso tan necesario como inaugural, a la hora de reivindicar a nuestro ilustre Premio de las Letras Valencianas. Para que su ejemplo, decíamos más arriba, moneda ajada por su préstamo, no caiga en el olvido de aquello que alguien (de buen seguro malhumorado) consideró llamar vida.
Manuel Valero Gómez