Esta exposición recuerda la gesta de solidaridad con el pueblo español que tuvieron los ciudadanos de Suecia y de Noruega durante la pasada guerra civil.
Nada más iniciarse el conflicto bélico se formaron en Noruega y en Suecia sendos comités nacionales de Ayuda a España, con el fin de enviar medicamentos, ropa y alimentos al gobierno de la República para socorrer a la población civil, especialmente mujeres y niños, que sufrían en la retaguardia los horrores de la guerra.
Este movimiento de solidaridad, en el que participaron sindicatos y partidos políticos de cariz progresista así como entidades cívicas, adquirió una gran popularidad entre la clase trabajadora, que veía cómo los españoles estaban haciendo frente al fascismo que se expandía por Europa.
Al poco tiempo ambos comités habían conseguido recaudar elevadas cantidades de dinero que sirvieron para comprar miles de botellas de morfina y de éter, así como vendajes, yodo, material quirúrgico y todo tipo de alimentos que fueron enviados a España.
Hecho esto, los comités sueco y noruego de Ayuda a España decidieron montar en Alcoy un hospital completo: el Hospital Sueco-Noruego, que permitiera socorrer a los soldados que caían heridos en combate, y dotarlo de médicos y de enfermeras, de ambulancias, de material quirúrgico, de medicamentos, de un aparato de rayos X y de ropa y alimentos suficientes para que pudiera funcionar durante seis meses, al término de los cuales lo cederían al gobierno de la República.
El mencionado hospital, montado en el edificio de la Escuela Industrial de Alcoy, se inauguró el día 25 de abril de 1937. Durante su estancia los sanitarios escandinavos realizaron centenares de operaciones quirúrgicas, la mayoría ocasionadas por heridas de arma de fuego, que salvaron un montón de vidas.
Cuando finalizó el compromiso de colaboración los escandinavos volvieron a sus países, y el gobierno de la República encomendó la dirección del hospital al médico de Sanidad Militar Manuel Bastos Ansart.
A partir del día 20 de septiembre de 1938 Alcoy empezó a ser bombardeado por la aviación italiana. Durante el cuarto bombardeo unos proyectiles estallaron muy cerca del hospital causando daños a su estructura, así como un buen número de heridos y de muertos entre los soldados hospitalizados. Es por eso que el hospital fue clausurado y los internos fueron evacuados a Onteniente y a Villajoyosa.
Al finalizar la guerra el edificio hospitalario reabrió sus puertas, esta vez como prisión (Cárcel del Generalísimo, le pusieron), que albergó en sus sótanos centenares de presos políticos.