La pasión por el arte constituye, sin duda, el principal motor que impulsa buena parte de la trayectoria profesional, y por supuesto la vida personal por entero del coleccionista, crítico, exgalerista y activista cultural Tomás Ruiz, un valenciano, si bien afincado desde hace muchos en Xàbia, que ha venido demostrando una gran afición y continuado interés tanto por los valores consagrados del panorama artístico contemporáneo español e internacional, como por las jóvenes y emergentes promesas que se están haciendo un justo y merecido hueco dentro de una plataforma de creatividad abierta progresivamente a innovadores y cada vez más sorprendentes lenguajes, soportes y medios.
Fruto de esa afición es su propia colección artística, una colección que sobrepasando ampliamente el millar de obras permite trazar un discurso que resulta bastante equilibrado en términos de estilos a la par que ameno y coherente por lo que ha venido generando el arte desde mediados del siglo pasado a las primeras décadas del actual.
Con todo, hay una particularidad que define la Colección Tomás Ruiz y que, lejos de lo que podría suponer una limitación, que no lo es en absoluto puesto que nació ya con esta intención, supone su seña de identidad más definitoria. Y es que tras más de 40 años de intenso ejercicio coleccionista y de rastrear y “meterse literalmente” en -casi todos- los estudios y talleres de buena parte de los mejores artistas del momento, a los que conoce en su -casi también- completa totalidad, lo que Tomás Ruiz ha ido acumulando son dibujos, acuarelas y demás obras cuyo soporte básico es el papel, o como mucho el cartón o la cartulina.
Desde el dibujo de autor entendido como obra de arte autónoma, al alma del artista captada al vuelo en una cuartilla o una hoja de cuaderno pautado, las obras que componen Sobre paper articulan un relato, si no del todo completo sí bastante aproximado sobre el panorama trazado por artistas oriundos de la Comunidad Valenciana o que vienen trabajando y viviendo en ella de forma habitual.
Al Museo de la Universidad de Alicante le cabe ahora la satisfacción de acercar a sus visitantes estas delicadas, originales y hasta sorpresivas, según casos, muestras de talento; un talento que no por su carácter efímero deja de apelar al sueño de eternidad inherente a todo lo que mueve e inspira la pulsión creativa.
