// 12.03.2007 - 05.05.2007 / Sala ALTAMIRA

Los orígenes del Arte en Alicante

Miguel Guerrero


En 1988 la UNESCO incorporó a su lista de Patrimonio de la Humanidad el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, entre el que se incluyó más de un centenar de localidades con pinturas y grabados rupestres de cronología prehistórica en las tierras alicantinas de l’Alcoia, el Contat, Marina Alta y Marina Baixa.

Se han identificado cuatro horizontes artísticos: Arte Paleolítico, Arte Macroesquemático, Arte Levantino y Arte Esquemático. De los tres últimos se ofrece aquí una cuidada selección de excepcionales reproducciones a escala natural realizadas por Miguel Guerrero.

El Arte Macroesquemático es exclusivo de las tierras alicantinas, donde se conocen 18 abrigos con pinturas en sus paredes y dos cuevas, cuyas cerámicas se decoran con representaciones humanas que, junto a los motivos geométricos, son los motivos característicos de esta manifestación artística. Sus imágenes, de gran tamaño y gruesos trazos de color rojo oscuro, tienen una antigüedad de unos 7.000 años y se relacionan con los primeros agricultores y pastores de nuestras tierras.

El Arte Levantino se caracteriza por el naturalismo de sus imágenes, en las que los animales, los hombres y, en menor medida, las mujeres se convierten en protagonistas. A menudo se asocian para constituir escenas de contenido diverso, entre las que predominan las cinegéticas, junto a otras que evocan guerras o actividades cotidianas, entre las que destaca la de vareo de dos árboles de La Sarga, en Alcoy, o la familiar del Racó de Sorellets, en Castell de Castells. En La Sarga los ciervos levantinos superpuestos a motivos macroesquemáticos revelan su posterior cronología que también se sitúa en el Neolítico, en el que los agricultores y pastores mantienen tradiciones anteriores, entre ellos la caza de cabras y ciervos.

El Arte Esquemático se identifica por la abundancia de motivos simbólico-religiosos con un elevado grado de abstracción y la simplicidad de las representaciones de figuras humanas y de animales, reducidas a simples trazos pintados en diversas tonalidades de color rojo y, excepcionalmente, negro o decorando las cerámicas y objetos de hueso. En Alicante se han podido identificar dos momentos. El más antiguo se relaciona con los primeros agricultores, de hace unos 7.000-6.000 años, mientras el segundo se sitúa en el III milenio a.C. -quizás también a finales del milenio anterior- y se relaciona con creencias religiosas, rituales de muerte y vida de ultratumba.

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