Con nombres de mujer

Matildas

Matilda Electa Joslyn Gage
Estados Unidos 1826-1898
El efecto Matilda hace referencia a la tendencia a ignorar, minusvalorar y ensombrecer las contribuciones que expertas de diferentes disciplinas han realizado a lo largo de la historia. Se trata de una desigualdad de género que mina el reconocimiento y la visibilización de las mujeres en la ciencia, además de contribuir a una imagen estereotipada de la ciencia en la que prevalecen los reconocimientos a las contribuciones realizadas por los hombres.

Matilda Joslyn Gage, sufragista y abolicionista, reivindicó durante toda su carrera el papel protagonista de figuras femeninas olvidadas. Describió por primera vez este fenómeno en su ensayo “La mujer como inventora”. En su honor, en 1993, la historiadora de la ciencia Margaret W. Rossiter usó su nombre para reivindicar esta falta de reconocimiento a la contribución de las mujeres, bautizándolo como “efecto Matilda”.

Esta exposición ha sido posible gracias a la búsqueda, selección y descripción de las biografías de 17 referentes de las diferentes disciplinas presentes en las Facultades y en la Escuela Politécnica de la Universidad de Alicante que han sido realizadas por:

María Elena Fabregat Cabrera (Facultad de Económicas)
Rocío Díez Ros y Laura Lucas Palacios (Facultad de Educación)
Isabel Sospedra López y Manuel Fernández Alcántara (Facultad de Ciencias de la Salud)
Llanos Cabedo Serna (Facultad de Derecho)
Yolanda Segovia Huertas (Facultad de Ciencias)
María del Mar García Arenas y Feliciana Sala Sellés (Facultad de Filosofía y Letras)
Lola Andújar Montoya, Raquel Pérez del Hoyo y Encarna Gimeno Nieves (Escuela Politécnica Superior) quien también ha realizado los retratos de Mary Jackson y Eileen Gray

MARÍA DE LA O LEJÁRRAGA GARCÍA

España 1874 – Argentina 1974


María de la O Lejárraga García fue maestra, pedagoga, novelista, dramaturga, libretista, articulista, editora, traductora, feminista y diputada. Se conoce también como María Martínez Sierra, pues adoptó los apellidos de su marido, el escritor Gregorio Martínez Sierra en 1900, y establecieron una colaboración literaria muy productiva entre ambos. María Lejárraga logró divulgar su obra, que se compone de prosa y sobre todo de teatro, bajo el nombre de su marido. Por eso, resulta difícil establecer la verdadera autoría de sus textos. La muerte de Gregorio Martínez Sierra, en 1947, la obligó a reivindicar la autoría de sus obras. En cambio, siempre firmó sus traducciones con su propio nombre. Como en su vida, adoptó en sus traducciones un estatuto de «mujer en la sombra», renunciando a los prólogos e incluyendo escasas notas, siempre relacionadas con las dificultades del traducir (juegos de palabras, retruécanos, palabras que no corresponden a una realidad española). Casi demuestra una actitud de traductora profesional que se hace invisible en favor del texto original y de su autor. La única ocasión en la que aparece una introducción es en su versión de Obras escogidas de W. Thornton (Aguilar, 1963), que titula de manera significativa «¿Prólogo? (No por cierto. Carta abierta al lector inteligente para pedir perdón por una culpa que en realidad no es mía)».


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